Seguidores

lunes, 31 de mayo de 2010

LA IGLESIA Y EL CEMENTERIO VIEJO DE CASARES DE LAS HURDES













TRES CANTORES LOCALES DE LA MISA EN LATÍN

RECUERDOS DEL PASADO

Pensando en las nuevas generaciones, me ha parecido conveniente recordarles cómo eran las misas en nuestra PARROQUIA DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO, al menos hasta 1.954, año en que marché del pueblo.

Los textos y oraciones de la misa se leían y recitaban en latín.

Fui monaguillo con don JESÚS FRANCO CABAZO, natural de Acebo, y con don LEONCIO PASTOR, natural de Zarza de Granadilla. Con ellos aprendí y recé el CONFITEOR DEO...( la confesión general )

De don Jesús recuerdo la oración que rezaba todos los domingos en alto: TODOS LOS DÍAS SON SANTOS Y BUENOS PARA HACER BUENAS OBRAS. EL PECADO MORTAL SE PERDONA POR EL SACRAMENTO DE LA PENITENCIA. PARA LOS VENIALES DIGAMOS LA CONFESIÓN GENERAL.

Por cierto, con su apellido bromeaba doña Victoria, la maestra, toledana, cuando nos decía: Mañana viene al pueblo FRANCO dando a entender que podía venir el Jefe del Estado de entonces. Tenía sentido decir eso la víspera de día festivo porque don Jesús no vivía en el pueblo sino en Nuñomoral y subía a Casares a administrar los sacramentos y a oficiar la misa y los funerales.

En cambio, don Leoncio sí residió en el pueblo en la casa parroquial. Vivió acompañado de su padre, tío Teodoro y de su hermana María. De tío Teodoro recuerdo que trajo una burra, lo que supuso una novedad porque en el pueblo entonces sólo había burros machos. Trabajaba el huerto del cura de la Ropuerto que está frente a la Ropuerto que era de mis padres, que vendimos a Germán ( q.e.p.d. ). Por eso hablé frecuentemente con él y me reí con sus dichos. Decía en el verano cuando trabajaba en el huerto:
 “ Con el calol, bebel bebel, sual sual y costipao seguro”. 
Era un hombre bonachón que convertía la r en l.

En las misas solemnes cantadas – festividades del Cristo, Reyes, Corpus Christi, Pascua, etc., etc., - cobraban una importancia especial los cantores locales que colaboraban con el sacerdote celebrante.

Aunque intervenían más, los que yo recuerdo como más destacados eran: AMADOR MARTÍN IGLESIAS (¿?) ( sacristán, cantor de alboradas y participante como danzarín en los años que hubo danza ), LEONARDO MARTÍN ALONSO Y FÉLIX GUERRERO ALONSO.

Los padres del primero y del segundo ( Feliciano e Ignacio ) eran hermanos y las madres del segundo y del tercero ( Juliana y Rafaela ) eran hermanas.


Los tres competían cantando con el sacerdote de turno, especialmente con don Leoncio Pastor, gran cantor que terminó como chantre en la catedral de Plasencia, alargando el GLORIA y el CREDO y también el ITE MISSA EST, con el que finalizaba la misa, hasta que las gargantas le aguantaban, para procurar estar a la altura del celebrante.

El sacerdote, como ocurría en todo el orbe católico entonces, miraba al altar y daba la espalda a los fieles.

En la consagración el monaguillo tocaba una campanilla y en el coro se hacía girar una rueda de madera que tenía sujetas una serie de esquilas y cascabeles y una cadena de la que tiraba alguien. Era nuestro modesto instrumento musical a falta de órgano.

En las fiestas del Cristo – 14 y 15 de septiembre – y de los Reyes Magos - 6 de enero -, y quizá también en ciertas bodas, desde el coro, el tamborilero tocaba, en este momento solemne de la consagración, la marcha real.

Esta rueda sonora, cuyo nombre lamento no recordar, estaba situada, a la altura de un hombre, junto a la pared próxima a los huertos de las viñas y al camino de la Huetre y Jurde.

Desearía que no se hubiera perdido esta rueda, buen exponente de la religiosidad católica de este pueblo, que conservamos en el recuerdo los que la oímos vinculada al momento cumbre de toda misa, la CONSAGRACIÓN.

Desde aquí formulo un ruego al que corresponda – sacerdote actual y vecinos católicos del pueblo – para que, como se hizo con el rescate de la imagen del CRISTO VIEJO, se busque y conserve esta sencilla rueda sonora como reliquia de nuestra tradición cristiana.

Por cierto, si vais por Toledo y visitáis su Catedral Primada preguntad donde está la rueda con campanillas que sigue girando y sonando en las misas solemnes. Es como la que tuvimos en nuestra parroquia, aunque lógicamente hecha con material más costoso. Y ALLÍ SIGUE CONSERVÁNDOSE.

Los hombres en general y los muchachos subían al coro. A él se ascendía a través de una escalera que se iniciaba a la izquierda, al entrar en la Iglesia.

La Iglesia tenía en sus laterales más próximos al altar tres bancos, uno junto a la entrada de la sacristía y dos enfrente, que ocupaban las autoridades del Ayuntamiento y algún muchacho.

En la Iglesia y en el coro no había más bancos.

Dejo a la imaginación de quien lea esto la deducción sobre la posición que adoptaban los fieles que asistían a misa, que eran muchos.

En los días solemnes la Iglesia se llenaba con mujeres, hombres y jóvenes.

A la Iglesia que, como ahora, tenía forma rectangular, se entraba por la única puerta que tenía, que estaba situada en el lado opuesto al altar.

La puerta de entrada estaba precedida de una pequeña explanada que estaba enlosada y que era donde:

a) se iniciaban las procesiones.

b) se ofrecían al Santísimo Cristo esas “ relaciones” en forma de oración y los paloteos y bailes de los mozos que danzaban los años que se organizaban danzas.

c) se subastaban las ofrendas ( huevos, pies y orejas de cerdo, etc., etc.) que los devotos habían hecho a los santos, especialmente a san Antonio. En esa noble tarea de subastador para fines caritativos de la Iglesia recuerdo a tío Domingo, ( vestido con el traje tradicional, que también usó mi abuelo Ignacio – calzón corto negro, media blanca y blusa - ) padre de Quico ( que sabía de memoria la misa en latín ) y de Félix.

La Iglesia tenía relación entonces con todas las personas de todos los núcleos del pueblo. Por allí pasaban:

a) el (la) que nacía para bautizarse.

b) Generalmente, el (la) joven para confirmarse.

c) El (la) que se casaba para contraer matrimonio canónico.

d) El (la) que fallecía para oficiar su funeral y recibir sepultura cristiana.

Consecuentemente, la Iglesia fue entonces un elemento aglutinador del pueblo, una institución que unía a todos.

Allí nos veíamos todos compartiendo la alegría de la fiesta del Cristo, de los Reyes y otras festividades.

Allí llegaban con su rumbo y su “regudijo” característico, acompañados por su tamborilero, las bodas de las alquerías, especialmente las de la Huetre.

Allí llegaban los respetuosos entierros de los que terminaban la vida en la tierra.

Allí se oían las campanas que anunciaban tanto lo triste como lo alegre.

¡ QUÉ EMOCIÓN SENTÍA YO COMO MUCHACHO – Y SUPONGO QUE TAMBIÉN LOS DEMÁS - AL OÍR EL REPIQUE DE CAMPANAS LA TARDE DEL 13 DE SEPTIEMBRE, ANUNCIANDO LA FESTIVIDAD MÁXIMA DEL DÍA SIGUIENTE, LA FIESTA DEL CRISTO !

Todos nos preocupábamos para que todo quedara previsto y hecho antes – tener el ramón de castaño para las cabras, la comida de los cerdos y del mulo o del burro, el agua necesaria para la casa, la limpieza y el blanqueo de las paredes de ésta, los trabajos que no admitían espera, la ropa nueva de los mozos y de las mozas para estrenarla ese día, los pequeños ahorros para beber algo en la fiesta y para comprar un trozo de turrón de la Alberca los muchachos, etc.etc. -.

Antes hice referencia a la Iglesia como institución que unía a todos.

 Ahora voy a referirme a otra realidad que también debiera unirnos. Me refiero al CEMENTERIO VIEJO DE SAN ANTONIO.

Allí reposan los restos de nuestros antepasados mayores de todos los núcleos que han compuesto el pueblo, incluso de las alquerías desaparecidas.

Allí hay una razón poderosa para que no haya enfrentamientos ni enemistades entre unas alquerías y otras considerando como uno más también al núcleo Casares, a estos efectos.

Desconozco cuando se iniciaron los enterramientos en él pero cabe pensar que, al menos, tendrá la antigüedad de la parroquia, AÑO 1.658.

Por tanto, si consideramos que en 100 años, en un siglo, caben, al menos, 4 generaciones de las nuestras, teniendo en cuenta que se casaban pronto, allí deben reposar los restos de más de 12 generaciones de hurdanos.

También desconozco los proyectos que tendrán las autoridades civiles y religiosas competentes sobre su futuro.

Pero, como nieto, biznieto, tataranieto y más que tataranieto de personas cuyos restos reposan en el CEMENTERIO VIEJO, me atrevo a sugerir y a suplicar que se conserve como LUGAR SAGRADO.

Como ocurre en la generalidad de las ciudades y pueblos de España, bueno sería, creo yo, que se iniciara la costumbre de visitarlo, al igual que a los Cementerios nuevos, el día de todos los Santos, uno de noviembre.

CON ESE MOTIVO cuasisagrado, UNIDOS POR NUESTROS ANTEPASADOS, ALLÍ SE ENCONTRARÍAN Y HERMANARÍAN LOS HABITANTES DE TODOS LOS NÚCLEOS QUE COMPONEMOS EL PUEBLO que, por lo que observo en el foro, no vendría mal para una mejor convivencia.

Por cierto, antes de 1.954 no se tenía esta buena costumbre.