
(Edificio
de la antigua PRESIDENCIA DEL GOBIERNO hasta 1976, año en que el
Presidente Adolfo Suárez la trasladó a La Moncloa.)
Por
si a alguien le suscita alguna duda la placa con el nombre de la calle que
figura en la fachada del edificio, aclaramos que la calle está dedicada a
otra persona: ANTONIO
ALCALÁ GALIANO Y FERNÁNDEZ DE VILLAVICENCIO.
IN MEMORIAM
Para SUUM CUIQUE TRIBUERE
A don JUAN ALCALÁ GALIANO Y OSMA, CONDE DE ROMILLA, benefactor de LAS HURDES
La primera
fotografía incluida en este blog recuerda la estancia del Rey Alonso XIII en la
denominada ERA NUEVA de CASARES DE LAS HURDES el día 23 de junio de 1922, en la
que eminentes doctores reconocen a
distintos nativos, que hacen gala de su indumentaria de días festivos.
La fotografía
tiene un
TÍTULO
HORIZONTAL encima: Alfonso XIII en CASARES DE LAS HURDES
y una
INSCRIPCIÓN
VERTICAL: S.M. el Rey en Casares de Hurdes 23 junio 1922
Y
un
DESTINATARIO: A don Leonardo Martín Alonso
DESTINATARIO: A don Leonardo Martín Alonso
Recuerdo del viaje de S.M. el Rey a
las Hurdes
Suyo afmo. amigo
y una
FIRMA:
Romilla
El conde de Romilla tenía 39 años el día 23 de junio de 1922.
Nació en Madrid el 2.1.1883 y Falleció en Madrid (Vallecas) el 28.7.1936 ( a
los 53 años, a los once días de iniciarse la Guerra civil entre los españoles).
Qué bueno hubiera sido que los que le juzgaron en julio de 1936 – defensores de
los trabajadores - hubieran leído lo que en su discurso dijo a favor de los
obreros hurdanos.
El destinatario hurdano de la
fotografía tenía el mismo día 23 de junio de 1922, 25 años y era, con la sola
formación que da la escuela local primaria, el Secretario Interino o habilitado
del Ayuntamiento de su pueblo, CASARES DE LAS HURDES.
Los
hurdanos tenemos defectos como todos los que los tienen, PERO SOMOS AGRADECIDOS
CON QUIEN NOS HA AYUDADO.
Hace
poco lo hicimos con nuestro admirado poeta GABRIEL Y GALÁN porque lanzó un
LAMENTO en Salamanca ante el Rey Alfonso XIII en 1904, en defensa de los
hurdanos.
Por eso, por lo mismo, aunque ya dijimos
algo sobre ALCALÁ GALIANO en nuestro comentario
publicado el
sábado, 17 de noviembre de 2007
sábado, 17 de noviembre de 2007
propongo
considerar, aunque sea con excesivo retraso, al I conde de Romilla, don JUAN ALCALÁ GALIANO Y OMÁS,
benefactor de LAS HURDES.
Cuatro autorizados
y solventes estudiosos del tema, que reproducimos a continuación, coinciden en
que el DISCURSO pronunciado en el Congreso de los Diputados por el diputado don
JUAN ALCALÁ GALIANO Y OMÁS, conde de Romilla, en defensa de LAS HURDES Y DE LOS
HURDANOS fue decidente para que el ministro de la Gobernación Piniés pidiera el informe sanitario a los
doctores Marañón y Goyanes, con lo que
se inició un proceso que sigue con el viaje del Rey a LAS HURDES en junio de
1922 y más tarde con la creación del Real Patronato de Las Hurdes que llevó la medicina y la escuela
regularizada a la Comarca hurdana.
Al recordar la
buena decisión del ministro Piniés, que la
tomó antes de pronunciarse el discurso del conde de Romilla, porque el viaje de
Marañón, Goyanes y otros a LAS HURDES se hace en abril y el discurso se
pronuncia el 2 de junio, no es aventurado pensar que debió contar con la conformidad, cuando no con la orden
tanto del presidente del Gobierno don José Sánchez Guerra, que ha pasado a la historia como
hombre de honor, como del mismo Rey Alfonso XIII, en un trienio convulso, entre
otras razones por el denominado Desastre de Annual, sufrido por España el 22 de julio de 1921.
AFIRMACIONES AUTORIZADAS Y SOLVENTES A LAS QUE ALUDÍ:
“En
1922, don Juan Alcalá Galiano y Osma, conde de la Romilla, diputado por Hoyos,
habló en el Congreso del abandono de Las Hurdes. Su discurso fue la primera
protesta que hizo reaccionar al ministro de la gobernación que lo era a la
sazón don Vicente Piniés, el cual encargó a los doctores Marañón y Goyanes un
informe sanitario de la región hurdana”.
B) BLOG HALLANDO Y REPASANDO en el que encuentro la
siguiente afirmación:
ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE EL MITO DE
LAS HURDES
Las
Hurdes. Tierra sin pan, historia de una impostura
DE EVOCACIONES Y CRÓNICAS INCORRECTAS
6 de junio de 2019.
Pablo Rojo Barreno.
El diputado monárquico por el distrito de
Hoyos-Hervás; Juan Alcalá-Galiano y Osma Romilla, en 1922 protestó
enérgicamente en el Congreso y envió cartas al gobierno y al Rey denunciando el
abandono sanitario y de todo tipo en que se encontraba su distrito. Estas
protestas determinaron que el ministro de Gracia y Justicia y Gobernación
Vicente de Piniés Bayona, encargase la formación de una comisión médica para
estudiar y diagnosticar los problemas denunciados por el diputado
Alcalá-Galiano. La comisión estaba
formada por los médicos más respetados de la época; Ángel Pulido Fernández,
Gregorio Marañón y Posadillo, Enrique Bardají López, José Goyanes Capdevila y
Ricardo Varela y Varela. La comisión sintetizó su dictamen con la frase: «El
problema de Las Hurdes es puramente sanitario» estableciendo su origen en la
pobreza generalizada.
C) Las Hurdes, el país de la leyenda
Escrito por Granjel, Mercedes
MARAÑÓN
RECORRE LAS HURDES
Este
primer viaje ( realizado en el mes de
abril de 1922) tuvo origen en la intervención realizada en el Congreso
por el diputado de Hoyos (Cáceres) Juan Alcalá Galiano y Osma, conde de Romilla, denunciando la
ignorancia de la Administración sobre el abandono hurdano. A raíz de esta
intervención, que tuvo gran resonancia política, el entonces ministro de
gobernación, Vicente Piniés, encargó un informe sobre el estado sanitario de
las Hurdes a la comisión creada para el estudio del bocio y el cretinismo en España, de la que eran
miembros Marañón y Goyanes. El trabajo encomendado les obligó a realizar una expedición a las Hurdes, que hicieron acompañados
del conde de Romilla, Mauricio Legendre, el inspector de sanidad de Badajoz
Enrique Bardají, el antropólogo Luis Hoyos Sáinz, el médico madrileño Julio
Ortega y el médico de Casar de Palomero Víctor Sánchez Hoyos.
En
1922, el mismo año en que Marañón fue elegido académico de Medicina, habló en
el Congreso de los Diputados Don Juan Alcalá Galiano y Osma, conde de la
Romilla, que era diputado por Cáceres, sobre el abandono en que estaba sumida
la comarca de Las Hurdes. Este hecho motivó que el ministro de la Gobernación
reuniese en su despacho a los Doctores Marañón y Goyanes, para encargarles un
informe sanitario.
Los
testimonios anteriores aciertan en la importancia y trascendencia que tuvo para
LAS HURDES el discurso pronunciado por
el Conde de Romilla en el Congreso en 1922.
Si
hubieran leído antes el discurso del que todos hablan y que ahora publicamos, por
el mismo Alcalá Galiano y por el ministro Piniés habrían sabido que la Comisión de
los doctores Marañón, Goyanes y otros, entre ellos el conde, que visitó Las
Hurdes en abril de 1922, ya contaba con el encargo del Gobierno del que formaba
parte el ministro Piniés.
Lo
que sí es incuestionable es que el discurso fue decidente para que el Rey fuera
a LAS HURDES por PRIMERA VEZ los días 22 y 23 de
ese mismo mes de junio de 1922, - 20 días después de pronunciarse el discurso
por el conde de Romilla - y para que se pusiera en marcha un gran proyecto a
favor de LAS HURDES.
En el BUSCADOR HISTÓRICO DE DIPUTADOS DEL
CONGRESO DE LOS DIPUTADOS encuentro los siguientes datos de interés:
Título:
CONDE DE ROMILLA
Elecciones:
51. Elecciones 19.12.1920
Legislatura:
1921-1922
1922-1923
1922-1923
Circunscripción:
Cáceres
Distrito:
Hoyos
Electores:
12224
Votantes:
10332
Votos obtenidos:
5522
Nº credencial:
142
Fecha de alta:
27/12/1920
Fecha de baja:
06/04/1923
Fecha de jura/promete:
29/03/1921
Fracción política:
Conservador
Profesión:
Abogado
Si los votantes fueron 10.332 y
él, como candidato conservador en aquel trienio convulso, consiguió 5.522 votos, la derecha consiguió el 53,445%
de los votos en aquel distrito electoral.
Llama también la atención que, siendo abogado, perteneciendo a una
familia acomodada, influyente, de derechas y con gran patrimonio – condes de
Casa Valencia - y habiendo nacido en Madrid
se presentara por un distrito electoral tan alejado de Madrid, como era
el de Hoyos (Cáceres).
Con la estimable, y no bien
agradecida por mi parte, ayuda que me ha
prestado la señora Jefa de Servicio de
Información y Difusión de Fondos Archivísticos del Congreso de los Diputados.
Departamento de Archivo, he podido conseguir el texto íntegro del discurso
pronunciado en el Congreso de los Diputados el día 2 de junio de 1922 por el
conde Romilla, así como las contestaciones que le dieron los ministros de Fomento y de Gobernación,
señores Argüelles y Piniés, respectivamente, así como por el señor Secretario
de la Mesa, Marqués de Buniel, asegurando que trasladarán los ruegos del conde
de Romilla al ministro de Instrucción Pública, no presente en el acto.
Al leer el discurso del conde me
ha parecido que determinadas AFIRMACIONES GENERALIZADORAS que hace
sobre las denominadas Hurdes Altas pueden disgustar a alguien. En
CASARES DE LAS HURDES, donde nací en 1933, que es parte de ellas, conocí las
viviendas y la forma en que se vivía desde que tuve edad para juzgar, en los 21
años que viví allí, y no vi lo que con afirmación generalizadora dijo el conde
y no creo que en 12 0 14 años hubiera podido cambiar tanto. Y en el alto índice
de mortalidad - 92 por 1000 - no sé si se tuvo en cuenta la epidemia de 1918,
en la que la gente se vestía esperando la muerte al día siguiente, así como que el pueblo no tenía médico.
Igualmente no refleja la realidad
su afirmación respecto al paludismo: “casi no hay hurdano que no esté
atacado”
En ese pueblo sí vi un pueblo
trabajador, emprendedor, que respetaba lo de los demás, capaz de comprar en
1946 una finca rústica –Porteros- en la provincia de Salamanca, SIN AYUDA DEL ESTADO, cuando el Gobierno dedicaba
cuantiosos recursos para crear pueblos nuevos
en otros sitios, y también capaz de generar electricidad en 1953,
soportando el gasto un grupo de vecinos.
PERO NO PUEDE DEJARSE DE TENER EN
CUENTA QUE LO HIZO CON VOLUNTAD Y EL PROPÓSITO DE AYUDARNOS PARA QUE – CARGANDO
LAS TINTAS - POR LAS AUTORIDADES DEL PODER
EJECUTIVO COMPETENTES SE BUSCARAN SOLUCIONES URGENTES A LOS PROBLEMAS
QUE CONCRETÓ.
El Discurso está
publicado en el nº. 51 del DIARIO DE LAS SESIONES DE CORTES – CONGRESO DE LOS
DIPUTADOS – Sesión celebrada el viernes 2 de junio de 1922.
TEXTO DEL DISCURSO
PRONUNCIADO POR EL CONDE DE ROMILA EN EL CONGRESO EL DÍA 2 DE JUNIO DE 1922 Y
DE LAS CONTESTACIONES QUE LE DIERON LOS
MINISTROS DE FOMENTO Y DE GOBERNACIÓN, SEÑORES ARGÜELLES Y PINIÉS,
RESPECTIVAMENTE, ASÍ COMO POR EL SEÑOR SECRETARIO DE LA MESA, MARQUÉS DE
BUNIEL, ASEGURANDO QUE TRASLADARÁN LOS RUEGOS DEL CONDE DE ROMILLA AL MINISTRO
DE INSTRUCCIÓN PÚBLICA, NO PRESENTE EN EL ACTO.
El Sr. PRESIDENTE: El
Sr. Conde de Romilla tiene la palabra.
El Sr. Conde de ROMILLA: Señores
Diputados, he pedido la palabra para dirigir unos ruegos al Gobierno de S.M.
Estos ruegos se refieren a la región más atrasada y más abandonada que hay en
toda España, a una región que yo, como todos los que la conocen, considero que
es una verdadera vergüenza, un baldón, no sólo para el distrito de Hoyos, que tengo
el honor de representar aquí, sino para la provincia de Cáceres e incluso para
toda España. Me refiero a la región de Las Hurdes.
Estoy seguro, naturalmente, de que
todos los Sres. Diputados han oído hablar de Las Hurdes; pero estoy también
seguro de que nadie que no haya estado allí puede tener la
más ligera idea, la más leve noción, del estado deplorable,
vergonzoso, de atraso y de abandono en que esta región se encuentra.
Antes de formular
los ruegos, quiero explicar que Las Hurdes es una región montañosa,
situada al norte del distrito de Hoyos, que, a su vez, está al norte de la
provincia de Cáceres; por lo tanto, Las Hurdes lindan con Salamanca.
Tiene un conglomerado de cinco Ayuntamientos, compuestos, no recuerdo
exactamente si por 45 ó por 46 alquerías o aldeas pequeñas, como se llaman
allí, muy distantes unas de otras, por lo menos muchas de ellas.
Tiene una extensión aproximada de 1.200
kilómetros cuadrados y unos 7.000 u 8.000 habitantes. Pues bien, en esta
región, que tiene 1.200 kilómetros cuadrados de extensión y 8.000 habitantes,
no hay ni una carretera, ni un camino vecinal, ni un médico, ni un practicante,
ni una farmacia, y apenas hay iglesias, y apenas hay escuelas. Allí no hay nada
de nada, y para tratar como se merece del problema de Las Hurdes, como no
explano una interpelación, debiera formular 20 ó 30 ruegos; sin
embargo, voy a limitarme a consignar lo que considero más necesario, más
urgente, más imprescindible, que son los caminos, la sanidad y la enseñanza.
Empezaré por los caminos, y,
dirigiéndome al Sr. Ministro de Fomento, diré a S. S. que no tengo, ni mucho
menos, la pretensión de ser el primero que se ocupa aquí, o fuera de aquí, de
Las Hurdes y de sus caminos, pero si la esperanza de conseguir algo, ya que los
demás, no obstante su buena voluntad, con todo cuanto han hecho apenas han
conseguido nada.
En 1894, es decir, hace cerca de
treinta años, siendo Ministro de Agricultura, Industria y Comercio (creo que se
llamaba así el actual Ministerio de Fomento) el Sr. Allendesalazar, se hizo el
estudio y el proyecto de una carretera que había de ir de Plasencia a Alberca.
Ni Plasencia ni Alberca están en el distrito de Hoyos; pero esta carretera, muy
importante para Las Hurdes, había de tener dos secciones: una de Plasencia a
Villanueva de la Sierra, que pertenece a mi distrito, y otra de Villanueva de
la Sierra a Alberca, atravesando Las Hurdes. Esta es la única carretera que
jamás se ha proyectado en Las Hurdes. Se hizo el primer trozo, hasta Villanueva
o Torrecilla, pero el segundo trozo, atravesando Las Hurdes, ha
quedado en proyecto.
Después, en 1908, se celebró en
Plasencia un Congreso nacional, presidido por el Sr. Vizconde de Eza, y allí se
trató, naturalmente, de los más urgentes problemas de Las Hurdes; se habló de
construcción de escuelas, de repoblación forestal por la Inspección general, y
de caminos y comunicaciones, que es lo más importante; pero lo único práctico
que se sacó de este Congreso fue que, al volver a Madrid el presidente y las
personas que más se distinguieron, que fueron el Sr. Vizconde de Eza, D.
Segismundo Moret y el entonces Diputado por el distrito de Hoyos, Sr. Muñoz
Chaves, a quien habrán conocido la mayor parte de los Sres. Diputados aquí
presentes, obtuvieron que se consignara en los Presupuestos una subvención
anual de 30.000 pesetas para todo, con las cuales, Sres. Diputados, no hay para
empezar.
Esta carencia total de comunicaciones
deja sentir sus efectos absolutamente en todo, señor Ministro; es la causa de
la miseria de Las Hurdes, de la falta de enseñanza, de que me ocuparé después
y, en relación con el estado sanitario, da lugar algunas veces a incidentes
verdaderamente macabros, y voy a explicarme un poco. En Las Hurdes, cuando
muere un pobre individuo en una de sus alquerías, hay que llevarlo a la cabeza
del Ayuntamiento, que es el único sitio donde hay cementerio. La conducción del
cadáver se hace penosísimamente por unos senderos largos y difíciles (hay que
ir allí para darse cuenta de lo que son aquellos senderos), y para ello se
coloca el cadáver, y digo el cadáver porque allí no hay féretros, en una
parihuela y en el cementerio de la cabeza del partido se le entierra. Esto en
tiempo normal, porque cuando viene el invierno, la crecida de las aguas
convierte los riachuelos en torrentes; allí no hay puentes, y quedan las
alquerías completamente aisladas y los cadáveres permanecen insepultos días y
días, y se da el caso, no poco frecuente, de que sobreviene el período de la
putrefacción, y eso lo tienen que soportar todos los vecinos de la alquería y,
lo que es más triste, toda la familia. Lo mismo sucede cuando, por tratarse de
muerte violenta, tiene que ir el médico forense para hacer la autopsia: tarda a
veces semanas en llegar, y cuando llega, está en completa descomposición el
cadáver.
Esto, Sr. Ministro de Fomento, es
un estado de cosas verdaderamente intolerable en un país civilizado como
España, en una gran potencia como España, y, aunque yo no pretendo que S.S.
ponga remedio a todo este estado de cosas, lo que sí quiero es que, percatándose
de las terribles consecuencias que esta falta comunicaciones trae consigo en
Las Hurdes, me conceda unas pocas cosas que le voy a pedir.
Yo pido a S.S., primero, que este trozo
de carretera de Villanueva de la Sierra a Alberca se haga, pero no que S.S. me
diga que se hará dentro de unos años, sino que S.S. incluya esta carretera en
la relación que va a haber ahora de subastas de carreteras.
Otra cosa que pido a S.S. es que se mande a Las
Hurdes una Comisión de ingenieros, que, sobre el terreno, hagan los estudios y
los proyectos de una red de caminos vecinales, y, aunque yo no dudo que estos
señores que vayan lo harán muy bien, me voy a permitir señalar a S.S.
lo que yo y, como yo, la gente de allí consideramos lo más imprescindible y de
interés más capital. Me va a dispensar la Cámara que empiece a citar nombres,
muy pocos, raros, que a los que no conozcáis las localidades os resultarán un poco
pesados, pero no tengo más remedio que hacerlo. Primer camino que yo pido al
Sr. Ministro de Fomento: uno de Camino Morisco a la estación de Oliva Villar
pasando por Mohedas y Guijo de Granadilla. Si S.S. mira este camino en un mapa
le parecerá larguísimo, porque tiene 37 kilómetros; pero de estos 37 kilómetros
hay ya 13 construidos y siete próximos a construir, porque S.S. me ha concedido
recientemente un camino vecinal de Casar de Palomero a Mohedas, y hay, además,
un puente construido que se puede aprovechar y S.S. sabe muy bien la economía
que eso supone. Quedan solamente 17 kilómetros por construir y no creo que sea
mucho para poner en comunicación Las Hurdes con la estación del ferrocarril.
Otro camino que pido a S.S. es el de Mesegal a Aldehuela, para poner en
comunicación la parte occidental de Las Hurdes; otro de Nuñomoral a Casares;
otro de Casares a Cabezo, y otro de Riomalo a Cabezo. Yo no dudo que S.S. ha de
conceder esto, y lo que suplico a S.S. es que se haga el estudio y los
proyectos de todos estos caminos, y que los caminos se construyan,
porque estoy convencido de que la causa principal de la miseria de Las Hurdes
es la falta de comunicaciones.
Además, hasta ahora, en Las Hurdes, no ha habido ni
telégrafo ni teléfono; yo le pedí al Sr. Conde de Colombí, cuando era director
de Comunicaciones, una estación telegráfica en Pino Franqueado, que es el
pueblo limítrofe de Las Hurdes en la parte Sur, una línea telegráfica de
Aldeanueva del Camino a Pino Franqueado, para allí establecer una red de teléfonos
municipales. El Sr. Conde de Colombí me lo concedió, y ahora el nuevo director,
Sr. Silvela, ha aprobado el proyecto y ha dado orden para la instalación.
Quiero, aunque no estén presentes estos señores, darles las gracias y espero
que sea un hecho muy pronto la instalación de estas líneas.
Voy a hablar ahora un poco de sanidad y me voy a
dirigir al Sr. Ministro de la Gobernación, mi querido amigo el Sr. Piniés.
Por importante y por necesaria que pueda ser la
construcción de caminos en Las Hurdes, es más necesaria, porque es más urgente,
la cuestión sanitaria, poner remedio a lo que allí ocurre. He dicho al
principio que en Las Hurdes no había ni un médico, ni un practicante, ni
una farmacia; ruego al Sr. Ministro y a la
Cámara que se fijen en lo que esto significa en una región tan extensa y con
tantos habitantes. Pero no es eso sólo: es que en Las Hurdes no hay la más
ligera idea de lo que es limpieza e higiene; en Las Hurdes la gente, y hablo,
naturalmente, de la gente en general, porque en Las Hurdes, como en todas
partes, hay excepciones, y son muy diferentes Las Hurdes altas de las bajas (yo
me refiero principalmente a las altas); en Las Hurdes no hay idea de higiene ni
de limpieza; las gentes viven en chozas de barro y pizarra; el tejado está hecho
de grandes láminas de pizarra; estas chozas no tienen ventanas,
y se comunican con el exterior por la puerta, que tiene poco más de un metro de
altura; de modo que para entrar en la casa, aunque los habitantes de Las Hurdes
son pequeños, tienen que agacharse. Cuando se entra dentro, hay un tabique
incompleto que no llega hasta arriba, que separa la habitación del hombre de
los animales; allí no hay cama, no hay nada de nada, no hay sillas, no hay
ajuar de ninguna clase; lo único que hay es una especie de lecho, unos
utensilios de cocina y unas mantas. Como consecuencia de ello, las enfermedades
abundan en Las Hurdes. Allí hay tifus, viruela, bocio voluminoso, cretinismo y,
sobre todo, paludismo. Y digo que hay sobre todo paludismo, porque raro es el
hurdano que no esté atacado de esa enfermedad.
Como resultado de todo y de la carencia total de
médicos y medicinas, la mortalidad en Las Hurdes rebasa todas las cifras
conocidas, no sólo en Europa, sino en todo el mundo. Para que la Cámara no crea
que exagero, voy a leer unas cifras de mortalidad en los diferentes países
civilizados. Estos datos que voy a leer son referentes al quinquenio del 11 al
15; después de esta fecha, por la guerra y por otra serie de circunstancias
conocidas de todos, no ha sido posible obtener estadísticas, que además no
servirían para nada. Las cifras que voy a leer son el promedio anual de
mortalidad por cada 1.000 habitantes: Holanda, 12 por 1.000; Dinamarca, 12,50;
Suecia, 13,50; lnglaterra, 14; Bélgica, 15; Alemania, 16,50; Francia,
18; Italia, 19; Portugal, 20; España, sin Hurdes, 22; Rumania, 25, y Rusia
europea, 26,50; es decir, la cifra más alta es la de Rusia europea, con 26 y 1/2.
Vamos a las Hurdes. Camino Morisco -son concejos- 42; Pino Franqueado, 56; Nuño
Moral, 66, y Casares, 92, ¡92 por 1.000 en un pueblo de España! Yo
ya sé que ni S.S. ni nadie puede poner remedio a esto de repente; pero sí
estoy seguro de que si S.S. me concede unas cuantas cosas que le voy a pedir,
se llevará a aquella región un gran alivio y un gran remedio. Las cosas que le
voy a pedir al Sr. Ministro de la Gobernación son las siguientes: que se creen
tres plazas de médicos en las Hurdes, una en Pinofranqueado, para las Hurdes
bajas; otra en Nuñomoral, para el centro, y otra
en Casares, para las Hurdes altas; pero quiero rogar unas cuantas cosas
respecto a estos médicos. Primero, que sean nombrados y pagados por el Estado,
porque no hay que creer que se pueda pretender en las Hurdes que los
Ayuntamientos contribuyan a ninguna de estas cosas;
porque allí los Ayuntamientos no tienen dinero para contribuir a esto ni a
nada. Allí
deben ir no eminencias sino muchachos jóvenes, entusiastas de su carrera,
médicos que se den cuenta de que al ir a las
Hurdes, no solamente van como médicos sino a realizar una misión, a ejercer
un apostolado, y además me permito rogar al Sr. Ministro de la Gobernación
que en estos nombramientos no intervenga para nada la
política; yo por mi parte he hablado con el inspector general, Sr.
Martín Salazar, y le he dicho que no he de recomendar a nadie. Además, es
preciso que esos médicos tengan un botiquín con
los medicamentos más necesarios imprescindibles, y sobre todo
con quinina, y que estos medicamentos sean también gratis, porque no sirve de
nada que se den recetas a gentes que no tienen dinero para comprar lo que se les
receta. Con esto, Sr. Ministro, no se va a remediar la situación, pero se va a
aliviar y, sobre todo se va a extinguir el paludismo. El
paludismo es la peor enfermedad que allí hay, porque casi no hay
hurdano que no esté atacado; y afirmo con esta seguridad que se va a extinguir
el paludismo, porque todo el mundo sabe que en la lucha contra el paludismo hay
un factor que es el más importante, que es el terreno. El factor terreno en las Hurdes no existe o casi no existe, porque allí el régimen de
aguas en la mayor parte de los sitios es torrencial, no hay campos de cultivo bajo,
no hay pantanos y, por consiguiente, lo que se llama factor terreno no tiene importancia, y
es, simplemente, una cuestión de médicos y medicinas. Yo he estado en Las Hurdes recientemente, acompañando
a una Comisión formada por los doctores Marañón, Goyanes y el
inspector de la provincia de Badajoz, Sr. Bardají, que iban allí comisionados
por el Gobierno para hacer un estudio del estado sanitario de aquella
región sobre el terreno, y estos señores, que creo que son eminencias,
me aseguraron que con esto que acabo de pedir al señor Ministro de la
Gobernación, y que ellos piden en su informe oficial, se puede extinguir el paludismo en dos o tres años.
Creo que lo que he pedido a S.S. es muy poco, comparado con el resultado
inmenso que se puede obtener.
Voy a hablar algo ahora de enseñanza;
siento que no esté presente el Sr. Ministro de lnstrucción pública y ruego a la
Mesa le transmita mi ruego. En Las Hurdes hay seis escuelas nacionales y cinco
de la Diputación provincial. Esto, a primera vista, podrá parecer casi
suficiente para el número de habitantes que hay allí; pero no hay que
olvidar que en Las Hurdes, como dije al principio, la mayor parte de las
alquerías están distantes de las cabezas de los Ayuntamientos, que para andar
por aquellos caminos, que no son caminos, son veredas, se necesita saber andar
y hasta trepar, y el resultado de esto es que no asisten a las escuelas
nacionales más
que los niños de las mismas localidades en donde están establecidas. Y no solo
esto, sino que incluso la mayoría de estos niños no puede asistir, porque al
llegar a los siete años, que es cuando pueden empezar a aprender algo, sus
padres se los llevan al campo, a los que tienen suficiente desarrollo físico, y
los que no lo tienen sirven para apacentar dos o tres cabras. La consecuencia de esto es, Sres. Diputados, que el promedio
de los analfabetos es de 70 por 100, y
hay pueblos, como Nuñomoral, donde
llega hasta el 90 por 100. ¡Esto
es una verdadera vergüenza! Yo debería pedir una infinidad de escuelas; pero
como esto sería inútil, me voy a limitar a pedir lo
menos posible, y pido al Sr. Ministro de Instrucción pública la
creación de escuelas nacionales en Fragoso ( quiso
decir Fragosa) y en Nuñomoral, la conversión de provincial en
nacional de la de Ladrillar, que es la alquería mayor que hay en Las Hurdes;
que se creen en las escuelas nacionales clases para adultos, que habrán de ser,
naturalmente, nocturnas; que dé el Ministro, el Gobierno, medios de que pueda
haber en Las Hurdes una cosa que ha dado muy buen resultado en algunos países
extranjeros, que son maestros ambulantes, con lo cual se prescinde de escuelas,
de locales, de una porción de cosas; maestros ambulantes que, para que sea
eficaz su labor, habrán de tener un radio de acción limitado donde ejercer su
función, señalando días fijos cada semana para las diferentes alquerías, y
también que en las alquerías donde no fuera posible realizar ninguna de las
cosas que he indicado, que se subvencionara a los curas párrocos para que, en
el tiempo que tengan libre, se dediquen a la enseñanza.
En fin, Sres. Diputados, aunque sea
repetir o resumir diré que el estado actual de Las Hurdes, considero
yo, y creo que todo el mundo, que es el más vergonzoso que se puede dar en un
país como España y en nuestra sociedad; que lo más urgente es el
problema sanitario, y hay que acudir a él rápidamente; que si el Sr. Ministro
de Fomento me concede lo que, en orden a carreteras, he solicitado, no
solamente se facilitará el acceso a Las Hurdes, sino que, además, se
proporcionará a muchas gentes un jornal, con lo cual se sacará de la miseria a
infinidad de vecinos pobres; que es urgente, también, como he dicho antes,
atender al problema de instrucción primaria y religiosa, porque, de no ser así,
esto mismo entorpecerá muchísimo la labor sanitaria que queremos hacer allí.
Para terminar, ruego al Gobierno que se fije en lo
que yo he dicho, no en la manera como lo he dicho porque, desgraciadamente, no
tengo la elocuencia de un Maura o de un Lerroux. Que se dé cuenta de
la triste situación, de la miseria de esta gente; que no olvide que los
hurdanos son ciudadanos españoles como somos nosotros, que pagan sus
contribuciones como nosotros; que cuando llega la edad reglamentaria entran en
filas a servir al Rey como nosotros, y que, francamente, no hay derecho a
dejarles en ese estado de abandono, sencillamente porque nadie se ocupa de
ellos, como si no formaran parte de España.
El Sr. Ministro de FOMENTO (Argüelles):
Pido la palabra.
El Sr. PRESIDENTE: La tiene S.S.
El Sr. Ministro de FOMENTO (Argüelles):
Por humanidad, Sres. Diputados, cumpliendo con ello un deber, no puede el
Gobierno y menos el Ministro de Fomento, desoír la reclamación justísima del
Sr. Conde de Romilla, que tan celosamente defiende los intereses del distrito
que representa en Cortes, tiene pruebas del Ministro de Fomento de
que no con palabras, sino con hechos, responde a sus demandas.
El problema de Las Hurdes es, efectivamente, un
problema de comunicaciones, de enseñanza y de sanidad, pero al mismo tiempo no
puede perder de vista el Ministerio de Fomento otros medios que tenga de
fomentar riqueza en aquella región, y S.S. sabe, porque seguramente
lo habrá leído, que el ingeniero jefe del Servicio Forestal de Cáceres, Sr.
Argemí, se ha ocupado de este problema, y estima dicho ingeniero, con la
autoridad que le da el conocimiento de la zona que está encargado de servir,
que el problema de Las Hurdes es un problema de repoblación
forestal. Yo declaro, señores, que a mí me han convencido la opinión y el
razonamiento del Sr. Argemí, porque en Las Hurdes, por la misma naturaleza del
terreno, no hay posibilidad apenas del cultivo agrícola; en Las
Hurdes no hay más que volver al estado primitivo en cuanto al cultivo. Los
grandes bosques que allí existieron, por la incuria, por el abandono o por la
codicia de los hombres han ido desapareciendo y, al desaparecer el bosque, al
desaparecer el árbol, ha desaparecido también la tierra vegetal que los mismos
árboles habían creado y defendido. Por eso creo que pocas cosas se pueden hacer
en Las Hurdes con más utilidad práctica y con mayor beneficio positivo que
impulsar en cuanto sea posible la repoblación forestal.
De caminos vecinales, todos los que estén en
condiciones de construirse se construirán. Claro que el Sr. Conde de Romilla
sabe que esto se halla sujeto a trámites, a reglamentos, a disposiciones que,
por muy excepcional que sea el caso, no cabe eludir; pero yo estoy dispuesto a
que todo aquello que esté en condiciones de ejecución se ejecute con la mayor
rapidez posible.
Yo no sé -no quiero ofrecer en firme lo que acaso
no pudiera cumplir, no por culpa de mi voluntad, sino por imposibilidad de las
circunstancias- si ese trozo de carretera a que se refiere S.S. se podrá
construir de un modo inmediato, pero en la ley de Presupuestos pido una
autorización a las Cámaras para convertir en caminos vecinales muchas
carreteras y trozos de carreteras, que con ese procedimiento, mucho más
económico y más práctico para las regiones, llenarán su cometido y
economizaremos cuantiosas sumas al Tesoro nacional.
Creo que cuando el Ministro de Fomento, como decía
al principio, con hechos y no con palabras ha respondido a las excitaciones del
Conde de Romilla, tiene motivos para esperar que S.S. ha de quedar satisfecho
con las palabras que acabo de pronunciar.
El Sr. Ministro de la GOBERNACION (Piniés):
Pido la palabra.
El Sr. PRESIDENTE: La tiene S.S.
El Sr. Ministro de la GOBERNACION (Piniés):
Señores Diputados, ha hecho bien el Sr. Conde de Romilla al dar publicidad a
sus deseos con motivo de lo que a él le incumbe gestionar, en primer término,
como representante del distrito de Hoyos, pero que interesa, indudablemente, a
toda la Cámara, porque el caso a que S.S. se refiere, que es único en cuanto a
su importancia y es trascendentalísimo, no sólo para esa región, sino para
España entera, merece la atención de las Cortes, para que quede demostrado que
cualquier medida de excepción que se adopte respecto a esa comarca tiene una
justificación tan plena que todos deben disponerse a prestar su concurso para
que se logre de una manera inmediata.
Si no mereciera esa publicidad, bastaría con que se
hiciera una relación somera y sucinta de lo que ha ocurrido desde el momento en
que el Poder público ha intervenido. Se
promovió la creación de esas Comisiones a que se ha referido el Sr. Conde de
Romilla, y ya en tiempo en que yo ocupaba la Cartera de Gobernación, S.S. instó
la mayor rapidez, el mayor auxilio para que estos trabajos se
efectuaran, y S.S. sabe cómo de mi parte tuvo todo género
de asistencia y facilidades para que eso se realizase. No tengo todavía el resultado completo de los trabajos de
esas personas técnicas y competentísimas que han ido a estudiar ese problema,
pero de un avance de la Memoria que han de presentar al Ministerio,
resulta que el daño es grande, que el origen data de siglos y
que hemos llegado a una situación en que, si no interviniera el
Estado, se condenaría al suicidio a todos aquellos hombres que viven en esa
comarca en condiciones de desesperación, de tal desesperación humana, que no
tienen ya ni fuerza, ni aptitud física, ni capacidad mental ni aun para huir de
aquel terreno y crearse una nueva vida fuera de él.
El origen de todo es el paludismo; creado este
foco, se engendran los hijos enfermos, crecen con enfermedad y se va
sumando a las taras hereditarias la adquisición de enfermedades nuevas, y con
este aislamiento en que viven, ni tienen roce con otros hombres; ni tienen
siquiera el estímulo de los humanos de mejorar de condición; porque se
encuentran en tal estado de debilidad mental; de falta de estímulos morales,
que estos comisionados que han visitado aquella región no sólo se quejan de la
carencia de sanidad, del aislamiento, de la falta de comunicaciones, de la
falta de civilización en esa zona, sino de un relajamiento de los sentimientos
religiosos y morales, que hace que aquellos hombres hayan caído en
una esfera tan baja de capacidad moral, que no tienen ni alientos para
reaccionar sobre sí mismos.
Por mi parte -S.S. lo sabe particularmente- he de
decirle que, con cargo a los créditos que existen en el Presupuesto
para enfermedades evitables, se designarán las personas que han de prestar este
auxilio, todo lo permanente que sea preciso, en consideración a la gravedad del
mal; que se facilitarán los auxilios de quinina, las asistencias precisas; y
aun se hará algo más, y es que los médicos que vayan a preparar esta campaña
tendrán la misión especialísima de enterar a las personas de mayor nivel para
que puedan prestar auxilio a los demás,
aconsejándoles y recomendándoles los procedimientos necesarios para
entrar en esa vida sanitaria que tanta falta hace.
Todo eso se hará -téngalo por seguro el Sr. Conde
de Romilla- sin intervención alguna de elementos extraños que no se refieran
exclusivamente a la finalidad humanitaria a que antes se refería mi compañero
el Sr. Ministro de Fomento; y en cuanto esta Memoria esté en mi poder (que no
tardará seguramente muchos días), se abrirán los concursos y se tomarán las
medidas necesarias para que la campaña sanitaria comience con
toda energía y rapidez.
El Sr. SECRETARIO (Marqués
de Buniel): La Mesa pondrá en conocimiento del Sr. Ministro de Instrucción
pública los ruegos del Sr. Conde de Romilla.
El Sr. Conde de ROMILLA: Pido la
palabra.
El Sr. PRESIDENTE: La tiene S. S.
para rectificar.
El Sr. Conde de ROMILLA: Para dar
las gracias más expresivas a los Sres. Ministros que me han contestado, y, al
mismo tiempo hacerle una pregunta al Sr. Ministro de Fomento.
Su señoría ha dicho, al contestarme, que iba
a pedir (El Sr. Ministro de Fomento: Está pedida.) o había ya
pedido una autorización para convertir en caminos vecinales parte
de las carreteras, y podría este trozo de carretera de que he hablado
estar incluido en esa autorización. Mi pregunta a S.S. es la
siguiente: si yo acepto que este trozo de carretera de Villanueva de la
Sierra a Alberca sea camino vecinal en vez
de carretera, ¿significa
que su señoría lo concede en seguida? Porque en ese caso, yo lo acepto ahora
mismo; si no, prefiero que sea carretera. Esta es la duda que
me asaltaba, y por eso le dirijo la pregunta.
(El Sr. Ministro. de
Fomento pide la palabra.)
Respecto a lo que ha dicho
S.S. de caminos vecinales que están en condiciones de ser construidos o
no, ya sé que para ello han de realizarse estudios, abrirse concursos y venir
proyectos; pero me temo (y digo que me temo, porque no estoy
seguro) que, si no todos, la mayoría de esos caminos vecinales que yo he
pedido no estén en condiciones.
Yo he tratado de persuadir a
S.S. y a la Cámara de que Las Hurdes constituyen un
caso excepcional y, por tanto, el remedio
ha de ser también excepcional.
Si fuera posible yo rogaría al
Gobierno que, si no están en condiciones esos caminos,
incluso se concediera un crédito anual, que
dependería de Fomento exclusivamente sin intervención de ninguna de las
gentes de allí, para dedicarlo a la
construcción de esos caminos. De lo contrario, vamos a
estar así años y generaciones.
El Sr. PRESIDENTE: Tiene
la palabra el Sr. Ministro de Fomento.
Sr. Ministro de FOMENTO (Argüelles): Es muy
difícil, Sr. Conde de Romilla, contestar en los términos tan
precisos que su señoría desea (El Sr.
Conde de Romilla: Dispénseme S.S.; no tengo costumbre de
hablar.); pero creo que he
estado claro y terminante al responder antes a los requerimientos de S.S. Yo
reconozco que el caso de
Las Hurdes es excepcional, y como excepcional lo he de estudiar, como
excepcional lo he de considerar, y espero que
quedará S.S. complacido.
( se han coloreado dos textos que evidencian que la Comisión sanitaria que visitó LAS HURDES en abril de 1922, estaba autorizada por el Gobierno y, por supuesto, por el ministro señor Piniés ) y otro que expresa su deseo de ayudar a los obreros hurdanos.
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Nota.
En la fachada del
edificio fotografiado, que se ha incluido en este comentario porque tiene placa
con los apellidos ALCALÁ GALIANO de la persona a la que se dedica la
calle, se
encuentra la puerta por la que un hurdano entró a trabajar, hasta su jubilación
a los 70 años, durante 15 años, 11 meses y 16 días, con la confianza sin
interrupción de cuatro ministros Socialistas y cuatro del Partido Popular en el Ministerio para las Administraciones Públicas en los cuatro primeros y en el Ministerio de Administraciones Públicas en los cuatro últimos, siempre como Subdirector general.